¿Afecta el cloro de la piscina a nuestros dientes?
Ya sea en la playa o en la piscina, el agua es una de las maneras más agradables de combatir el calor en verano. Un buen baño nos refresca, nos ayuda a bajar la temperatura corporal y, sobre todo, nos divierte. ¡Son todo ventajas! ¿O no? ¿Te has parado alguna vez a pensar en el impacto de estas aguas en nuestro cuerpo? ¿Sabes que una piscina mal clorada podría ocasionar alguna afección no deseada en tu salud bucal? Te lo explicamos aquí.
El cloro y la salud bucal
A las piscinas, a no ser que sea particular, acceden muchas personas. La mayoría, entran al agua después de tomar el sol, con protector solar en el cuerpo e incluso con sudor. No es un problema porque estos espacios se higienizan a base de cloro, un componente químico que sirve para desinfectar el agua de bacterias y otros microorganismos.
Hasta aquí no debería haber ningún problema. Pero lo cierto es que si comparamos el pH del agua de la piscina (entre el 7,2 y el 8) con el de nuestra saliva (6,5 y 7) vemos que hay diferencias. Este fenómeno, en contacto durante un número elevado de horas (nadadores profesionales principalmente) y más en casos de haber un exceso de cloro (que incrementa aún más el pH del agua de la piscina) puede ocasionar la aparición de sarro.
Esta afección es tan conocida en el mundo de la odontología que se le ha otorgado un nombre propio: el ‘sarro del nadador’. Este tipo de sarro produce la aparición de manchas amarillentas-marrones, generalmente, en los dientes frontales.
Después de conocer esta información, no te alarmes. Normalmente esta afección se origina si se están tiempos muy prolongados dentro del agua clorada (a partir de unas 6 horas), por lo que el riesgo de padecerlo está en un sector muy concreto de la población: los nadadores de élite. Estos deportistas, al pasar tanto tiempo dentro del agua, tienen mayor riesgo de desarrollar gingivitis o periodontitis debido a esa acumulación de sarro.
Cómo prevenir el sarro del nadador
Todas las personas que pasan largos tiempos en piscinas cloradas, es importante que cuiden su higiene bucal tanto como cualquier otra persona; cepillándose los dientes tres veces al día, repasando con un interdental y terminando con el uso del enjuague durante 30 segundos aproximadamente. Dadas las circunstancias, el cuidado de su salud bucal tiene que ser tan importante como sus entrenamientos o su alimentación.
Es muy recomendable la utilización de dentífricos y enjuagues con un contenido alto en flúor y la eliminación diaria de la placa bacteriana, para evitar la aparición del sarro. Además de una correcta agenda para visitar periódicamente a tu odontólogo de confianza.
De todos modos, si ya existe aparición o indicio de manchas en los dientes, recomendamos visitar al odontólogo para que él te indique qué hacer a continuación.
Es importante también, dentro del ámbito más familiar, evitar que los niños se metan el agua clorada en la boca y que la ingieran. Es un gesto muy recurrente en edades tempranas y en esta época estival con mucha más asiduidad. Si esto ocurre, procura aconsejar a los más pequeños de la casa que naden con la cara fuera del agua, a no tirarse tanto de cabeza a la piscina y a realizar su rutina de higiene bucal sin falta, al terminar la jornada de piscina.