¿Cómo se hace una limpieza dental?
¿Sabías que la cavidad oral es la segunda parte de nuestro cuerpo donde más bacterias y microorganismos conviven? Por eso, es fundamental mantener una buena higiene bucal y cuidarla durante toda nuestra vida. Igual que nos esforzamos por mantener el corazón sano, haciendo ejercicio o alimentándonos correctamente, también debemos realizar un cuidado diario de nuestra boca y nuestros dientes. Además de limpiarnos los dientes en casa, al menos una vez al año debemos acudir a realizarnos una limpieza más profesional.
El primer paso que realizará el odontólogo cuando comience la revisión será analizar los dientes y encías y descartar que haya algún tipo de enfermedad. También localizará la ubicación de placa bacteriana y sarro. Una opción es utilizar un revelador de placa, que es una solución que tiene la placa bacteriana.
Con una punta de ultrasonidos, se elimina la placa bacteriana y el sarro o cálculo, que no se puede eliminar con la higiene bucal diaria. Se presta especial atención al sarro que haya podido acumularse debajo de la línea de la encía, que no es visible a simple vista. Luego se limpian los espacios interdentales valiéndose de hilo dental o cepillos interproximales.
Una vez completada la maniobra de limpieza de dientes y encías, se procede a pulir las piezas dentales. Para ello se utiliza una pasta fluorada y blanqueadora que se extiende sobre todas las piezas con el objetivo de que su superficie quede lisa y con un tono más blanco, ayudando además a eliminar las las manchas que se han formado sobre la superficie del diente y debidas a hábitos como el tabaco, el vino tinto, el café, etc..
Antes de abandonar la consulta del odontólogo, el profesional le informará sobre cómo se debe realizar correctamente la higiene dental diaria para prevenir que se acumule la placa bacteriana y se forme sarro.
No debes olvidar que la higiene bucal es tan importante como la limpieza profesional, por eso debes continuar en casa con el cepillado -tres veces al día o después de las comidas-, el hilo -una vez al día- y el enjuague -mañana y noche-. La limpieza nocturna es la más importante, puesto que la boca queda en reposo durante las horas de sueño, hay menos salivación y las bacterias aprovechan para atacar los dientes y depositar sus desechos.
Así que recuerda, cuida tus dientes cepillándolos un mínimo de 3 veces al día o después de cada comida, siempre con una buena técnica de cepillado (puedes preguntar a tu higienista bucodental si no sabes bien cómo realizarlo). Cepilla con cuidado para evitar abrasiones en los dientes y usa una pasta fluorada, hilo o seda dental y un enjuague de acción completa. Y al menos una vez al año, ¡una limpieza profesional!