¿Cómo usar el irrigador bucal?
Nuestra rutina de limpieza bucal suele centrarse en el cepillado. Para completarla, muchas veces hacemos uso de otros productos como el hilo dental y el enjuague bucal. Los tres elementos ya consiguen un buen resultado, pero es posible ir un paso más allá en la limpieza de nuestra boca… ¡utilizando el irrigador bucal!
El irrigador bucal, se trata de un dispositivo que utiliza un chorro pulsátil de agua a presión, que consigue estos beneficios para nuestro cuidado bucal:
- Elimina placa, bacterias y restos de comida situados en las zonas menos accesibles.
- Reduce la inflamación y el sangrado de las encías.
- Mejora la salud de las encías alrededor de los implantes.
- Elimina de manera más efectiva la placa alrededor de la ortodoncia, por lo que resulta especialmente útil para personas con implantes dentales y ortodoncias.
- Reduce y previene el mal aliento.
- Ayuda a prevenir la formación de sarro.
- Aporta sensación de limpieza y de frescor.
- Es seguro, fácil de usar y muy eficaz contra la placa.
¿Cómo usar el irrigador bucal?
Ahora que ya sabemos lo que es y los beneficios de usarlo, nos falta lo más importante: descubrir cómo se usa. ¡Te lo explicamos paso a paso!
- Antes de usar el irrigador, es importante que tu boca esté bien limpia. Así que debes cepillarte los dientes y usar hilo dental como haces habitualmente.
- Rellena el depósito con agua, opcional: puedes añadir un poco de enjuague bucal (30ml). Si usas enjuague, recuerda que es recomendable no beber agua hasta 30 minutos después de su uso para que la solución tenga tiempo de actuar en la boca.
- Coloca la boquilla e introduce el irrigador en tu boca, sobre las encías.
- Pon en marcha el irrigador y direcciona el chorro de agua a lo largo de las encías y entre los dientes. Recuerda que puedes ponerlo en pausa cuando desees, así como regular la presión.
- Lava y seca el depósito del irrigador y la boquilla después de usarlos.
- Utilízalo, al menos, durante un minuto al día.
¡Listo! Tu boca estará más limpia y fresca que nunca.
Cómo ves, el uso del irrigador bucal solo trae beneficios a nuestra boca y nos permite conseguir una limpieza más profesional sin salir de casa. Aun así, no olvides acudir, al menos, una vez al año al dentista para que revise el estado de tu boca y te ofrezca los mejores consejos para tu caso particular.