¿Debemos cambiar el cepillo de dientes tras un resfriado?
Los cambios de estación vienen muchas veces de la mano de los resfriados, especialmente cuando nos acercamos a las temporadas más frías del año. Pasamos de percibir los aromas que nos rodean y el aire fresco en nuestros pulmones, a sufrir molestas toses, la acumulación de pañuelos en nuestros bolsillos y quizás hasta sentir la garganta resentida.
Un factor importante para dejar atrás estos virus consiste en eliminar todo aquello que pueda estar contaminado. Porque al igual que podemos contagiar a las personas más cercanas a nosotros, también podemos ‘contagiar’ objetos. ¿Te has parado alguna vez a pensar en que nuestro cepillo de dientes está en contacto directo con las mucosas de nuestra boca y de patógenos como bacterias y virus, y que estos podrían quedarse en los filamentos de nuestro cepillo?
Por tanto… ¿debemos cambiar de cepillo si hemos estado resfriados?
Desde PHB te recomendamos que sí. Sustituir el cepillo después de superar un resfriado puede reducir cualquier posibilidad de recaída. Aunque lo lavemos en profundidad, lo más probable es que algunos de estos patógenos sobrevivan. También es probable que se peguen a otros cepillos, si están en contacto por ejemplo en un vaso.
Por ello, la opción más recomendable contra el resfriado es cambiar nuestro cepillo de dientes. Esto nos garantizará que nuestro mayor aliado contra las bacterias de nuestra boca esté completamente desinfectado y sea 100% seguro.
El otro aliado de la higiene del cepillo: el capuchón
Si el cambio de cepillo no te parece suficiente para garantizar que esté libre de virus y bacterias, te presentamos el complemento perfecto para asegurar su seguridad: un capuchón. Este sencillo añadido que abraza los filamentos de nuestro cepillo es ideal para evitar que cualquier microorganismo externo se adhiera a él. Además, protegen de microorganismos como virus y bacterias, del ambiente y también de otros cepillos.
¡RECUERDA! Cuando termines con tu proceso de higiene bucal, sacude el cepillo comprobando que no queden restos de agua en los filamentos, ya que al quedar cerrado en el capuchón favorecerá la contaminación de este.
Es importante que el capuchón de tu cepillo tenga orificios para permitir la ventilación y así favorecer el secado de los filamentos. También es conveniente aclarar el capuchón para evitar que el plástico se deteriore, perjudicando el mantenimiento de nuestro cepillo. Además, estos capuchones son muy prácticos, pero recuerda que no son infinitos. La mayoría de los dentistas recomiendan que tanto el capuchón, como el cepillo hayas tenido o no resfriado, como cualquier elemento que forme parte de nuestra higiene bucodental, se cambie cada tres meses.
Debes tener todo esto muy en cuenta, ya que un cepillo limpio y en buen estado es nuestro mejor aliado para limpiar tu boca, prevenir las caries y cualquier enfermedad en nuestras encías.
Por último, ¡descubre qué cepillo PHB es el más adecuado para ti!