Desarrollo psicológico, para conocer a nuestro paciente
Desde el mismo momento de la concepción, cualquier ser vivo evoluciona, estos procesos de cambios a lo largo de las distintas etapas nos llevan a ser quienes somos.
Para poder entender el “desarrollo psicológico” tenemos que atender a la interacción que se da en cada individuo en concreto, entre los factores de su herencia genética y las influencias ambientales.
¿Qué es la niñez y qué es la adolescencia?
¿Qué aporto yo como individuo a mi propio desarrollo?
¿Influye la genética heredada de mis progenitores? ¿Y las vivencias personales del día a día?
Los factores genéticos más las situaciones de ansiedad, estrés, …no tienen los mismos efectos cuando inciden en una u otra fase del desarrollo, por lo tanto, los procedimientos terapéuticos varían en función de la edad del paciente.
Aquellos cambios que se producen a lo largo del tiempo en la estructura, el pensamiento y la conducta de una persona como resultado de las influencias biológicas y ambientales es el desarrollo. Por ello es que estamos en continuo desarrollo a lo largo de toda nuestra vida y todo comienza en el momento de la concepción. Pasamos por el periodo germinal, embrionario y fetal y aquí el desarrollo biológico está en pleno apogeo, se forman todas las estructuras que darán lugar a un ser humano. Existen hitos en el estado prenatal que son fundamentales para el correcto desarrollo biológico del futuro bebé, el crecimiento físico y el desarrollo motor vienen marcando las pautas. Y ya en el neonatopodemos empezar a sentar las bases del desarrollo sensorial, perceptual y cognoscitivo.
Los conceptos de niñez y adolescencia van evolucionando y son muchos los autores que han creado distintas escalas, Piaget y las etapas de desarrollo cognoscitivo, Erikson y las etapas psicosociales o Freud y las etapas psicosexuales y todas ellas nos pueden ayudar a entender al paciente que tenemos delante. Entre estas dos etapas existe una diferencia fundamental, de forma inicial nuestro paciente neonato o infante depende de sus progenitores y por ello todo lo que se desarrolle en la consulta debe ser explicado, debemos encontrar en los progenitores nuestro principal aliado a la hora de llevar a cabo cualquier procedimiento. Pero por el contrario en el adolescente ya podemos encontrar a un individuo autónomo que quiere tomar el control porque su propia evolución le empuja a hacerlo.
Tenemos que entender que en la etapa de la niñez, el desarrollo normal nos va a guiar y empujar a explorar, cada vez contamos con más recursos, es decir nuestras piernas soportan nuestro peso y nos empujan a caminar, a movernos, nuestra visión y audición se desarrollan y todo lo que ocurra a nuestro alrededor serán estímulos novedosos que esperan a ser “descubiertos”. Por ello en la consulta todos estos factores marcaran cómo va a ser la conducta de paciente, preguntar a los progenitores sobre el niño nos será de gran ayuda, sabiendo si es tranquilo o nervioso, si se excita con facilidad, si le gusta explorar o cómo de sensible es, nos ayudará a adecuar lo máximo posible nuestra intervención y a tranquilizar tanto al paciente como al progenitor.
Hasta que un niño no empieza a tener confianza en sí mismo la separación de los progenitores es un momento deansiedad ante los extraños y estrés por la nueva situación, por ello el acompañamiento en la consulta nos facilitará cualquier intervención.
A medida que el niño crece y llega a la adolescencia desplaza la confianza depositada hasta ese momento en sus padres hacía su grupo de referencia, amigos o el grupo de iguales. En ese momento ya los progenitores no son la principal fuente de alianza sino el grupo al que el paciente opta pertenecer, contando casos de éxito de otros pacientes nos ayudará a conectar con el paciente, desviar su atención y relajar tensiones.
Tratar la ansiedad que supone la visita a una consulta también está mediatizada por el momento de desarrollo que presente el paciente, cuando hablamos de ansiedad al momento de la consulta tenemos que tener en cuanta hasta qué punto el paciente se puede ver condicionado, para ello trataremos con cada paciente sus preocupaciones, en el niño la figura paterna nos servirá una vez más de apoyo y en el adolescente el grupo de referencia.
En la consulta participa tanto el paciente como el profesional sanitario y un buen proceso de comunicación entre todos los participantes ayudará a una mejor intervención. No debemos olvidar que en la consulta también podemos aprovechar para inculcar hábitos saludables, y una vez más el desarrollo o la edad del paciente marcarán a quien nos dirigimos, los padres o los padres y el adolescente. De esta manera controlamos otro factor determinante en el desarrollo y el control de la conducta del paciente en la consulta, hacemos del paciente un participante activo, podemos ver la opinión que los progenitores, el niño o el adolescente tienen sobre qué es lo que va mal y cómo se puede tratar.
Conclusión
Entender al paciente, entendiendo no solo su dolencia ya sea física o psicológica, sino también en el momento en el que se encuentra además de cómo la vive nos ayudará a trabajar con la persona desde un punto de vista mucho más humano, nos facilitará el acercamiento e incluso el seguimiento que el propio paciente haga del tratamiento. Establecer un buen vínculo entre el profesional sanitario y el paciente es fundamental y salvar las diferencias que podemos encontrar con cada paciente es parte de nuestra labor como profesionales de la salud. Entender que su desarrollo psicológico le permitirá afrontar las situaciones que se plantean en consulta y adaptarnos lo máximo posible sus necesidades en un momento tan delicado como es el que puede llevar a cualquier paciente hasta una de nuestras consultas.