Los caramelos, esos dulces enemigos para los niños
Si hay algo innato desde que nacemos es la atracción por lo dulce. Es un sabor que marca una preferencia en nuestro organismo, ya que la leche materna tiene principalmente ese gusto. Tanto en sabor como en sensación, todo lo relacionado con lo dulce es sinónimo de energía y estímulo de crecimiento. Los sabores salados y amargos, por su parte, se descubren pasados los cuatro meses de vida y no causan esa sensación confortable si no se acostumbra uno a tomarlo.
Sabemos que el azúcar no es la opción más saludable para incluir en la dieta de nuestros pequeños, en cambio, los hidratos de carbono sí que son necesarios en el desarrollo de los tejidos en la infancia, precisos para sintetizar la proteína y además sacian el apetito y ayudan a conciliar el sueño.
Aunque la manera más fácil de recibir estos nutrientes es el azúcar simple, el de toda la vida, un exceso de este alimento tiene efectos muy negativos para nuestra salud: obesidad, diabetes, potencian los TDAH o producción descontrolada de caries. Hay otros alimentos ricos en carbohidratos, como la fruta, que puede ser el sustituto perfecto de esa necesidad de dulce y que además aportará vitaminas a los más pequeños.
Uno de los dulces más consumidos son los caramelos clásicos. Por muy atractivos que sean para nuestros hijos, no debemos caer en el error de que formen parte natural de su consumo diario por múltiples motivos. Además de las características ya descritas, su contenido en azúcar y su textura pegajosa perjudica las defensas naturales frente a las caries porque es difícil eliminar sus restos de los dientes.
A pesar de lo que conlleva su consumo, es importante no prohibirlos, ya que puede causar un mayor deseo por el alimento vetado. Lo más recomendable es limitarlo a días especiales o reforzarlo como premio e informarles de por qué no se debe abusar de estos dulces tan estimulantes. Por no decir que tras su consumo es de vital importancia la higiene bucodental.
La conclusión es que se debe ser permisivo y cuidadoso con el consumo de dulces en nuestros hijos, y relacionar directamente ese consumo con un cepillado posterior de la boca. También existen trucos y mecanismos para ello, como el sabor dulce del dentífrico para niños.Os recomendamos el gel dentífrico PHB Petit con sabor a fresa (recomendado para niños a partir de 2 años) y el dentífrico PHB Junior con sabor a fresa/menta suave (para niños a partir de 6 años). En PHB cuidamos de tu sonrisa pero sobre todo, de tu salud.