¿Está preparado nuestro equipo para la gestión de la prevención? ¿Y nuestras instalaciones?
El profesor y doctor Gerardo Gómez-Moreno, en este artículo, nos da las claves para enfocar desde la consulta dental el concepto de prevención como punto de valor.
Llevamos casi 50 años haciéndonos esta pregunta, la de si estamos preparados en la consulta dental para la gestión. Y ha llegado el momento de plantearse qué es gestión: bajo mi punto de vista, se trata de adquirir habilidades que nos permitan alcanzar los objetivos personales, profesionales y económicos.
La siguiente pregunta que debemos hacernos es si estamos dispuestos a afrontar el reto de cambiar, porque no sólo somos profesionales de la salud bucal, sino también gestores de una “empresa” sanitaria.
A mi juicio, además del más alto nivel de conocimientos científicos y atención clínica al paciente, el cambio pasa por la formación de los equipos humanos, reinvertir y potenciar las nuevas tecnologías y conocer las expectativas y necesidades de nuestros pacientes; pero sobre todo orientar nuestras consultas hacia la Odontología de la prevención.
En Odontología, hacemos prevención Primaria cuando realizamos desde nuestras consultas actividades de promoción de la salud; la Secundaria tiene que ver con la eliminación de la enfermedad en sus primeras fases (diagnóstico y tratamiento precoz), y la Terciaria con el tratamiento y rehabilitación de la enfermedad ya establecida.
La pregunta clave que debemos plantearnos es: ¿qué prevención estamos dispuestos a realizar (en qué nivel) y, por tanto, gestionar?
En nuestro día a día hay que establecer una misión, una declaración de principios: “la prevención para nosotros es lo más importante”. Por tanto, la prevención será nuestro objetivo estratégico.
Los términos de salud bucal y salud general no deben ser interpretados como entidades separadas. Vender y conseguir fidelizar pacientes empezando con Prevención Primaria es difícil, pues el paciente no llega a valorar realmente lo que cuesta este tipo de consultas, en las que se les enseña a comprender las enfermedades periodontales, la conexión que hay con enfermedades sistémicas (como diabetes y enfermedades cardiovasculares), instrucción en higiene bucal diaria y un control periódico. Pero es en lo que actualmente deberíamos incidir.
¿Cómo podemos gestionar bien la prevención del primer nivel? Convirtiendo la necesidad latente e inconsciente de la persona en relación a la salud bucal en demanda de asistencia. Centrándonos en la promoción de la salud a través de preguntas, mejorar la comunicación con el paciente y sobre todo hacer preguntas de valores (para descubrir los “valores” de una persona). Casi nadie hace esto y por eso, a mi juicio, falla el sistema.
Hay que establecer una “proposición de valor”, en la que establezcamos un precio por el servicio que damos y además hay que sumar el valor que ello supone para el paciente. Si el paciente considera que es importante la prevención Primaria que establecemos con él, el equipo dental podrá hacer el trabajo bien y satisfactoriamente y habremos conseguido fidelizar a este paciente.
Porque todo se basa en el valor que el paciente da a su salud bucodental.
Llegados a este punto, quiero lanzar otro análisis para que veamos la importancia de fortalecer la prevención Primaria: si el paciente viene solicitando implantes dentales (prevención terciaria)directamente, hay que analizar detenidamente cómo se ha llegado a esta situación, ¿por qué necesita implantes? Porque si no tiene hábitos de higiene bucodental óptimos o no está mentalizado en que tiene que cuidar su boca, llegará el fracaso de los implantes.
Seamos sinceros: podemos decir que sí, que estamos preparados para la gestión y la prevención, pero la realidad es que no, pues si todo funcionara tan bien ¿por qué hay cada vez más fracasos de implantes dentales y enfermedad periimplantaria?
Debemos hacer la siguiente reflexión: los profesionales de la salud bucal somos promotores de la salud general y debemos plantearnos qué prevención queremos hacer, a cuál queremos llegar, por cuál empezar…y en función de ese valor enfocar nuestro trabajo.
Y todo lo anterior, teniendo en cuenta al equipo de la clínica e infraestructura. El higienista dental es el especialista en prevención, ya que entra dentro de sus competencias. El dentista debe asumir que poner en marcha Prevención Primaria en la consulta dental conlleva más tiempo y, seguramente, incrementar tanto plantilla como los costes de estructura de la clínica. Todo ello tiene un nombre: proposición de valor superior a la competencia, un valor añadido que supone saber transmitirle al paciente que la promoción de la salud va en su propio beneficio, requiere tiempo, formación, preparación…
Porque la Prevención Primaria es la base de todo y durante más de 40 años, quizá, se nos ha olvidado; apuesto desde aquí por lanzar un mensaje claro de volver a la base, a los orígenes. Porque la salud bucal y la general no pueden ir separadas.