¿Qué hacer para que nuestro hijo deje de chuparse el dedo?
Que los niños se chupen el dedo cuando son bebés es algo perfectamente normal. El reflejo de succión se desarrolla ya en el feto, entre las 13 y las 16 semanas de embarazo. Seguro que muchas de vosotras habréis podido ver en las ecografías a vuestros bebés haciéndolo, algo que resulta realmente muy tierno. Este reflejo perdura hasta que el peque cumple un año y durante este tiempo es completamente normal que utilicen el dedo cuando tienen miedo, se sienten inseguros o están incómodos. Chuparse el dedo los consuela y tranquiliza.
Si tu hijo hasta el año se chupa el dedo no tienes que hacer absolutamente nada: lo normal es que con el tiempo vaya abandonando el hábito él solito.
¿Qué puede pasar si no deja de chuparse el dedo?
Como decimos, lo normal es que el niño lo acabe dejando él solo, cuando tenga más mecanismos para enfrentarse a sus miedos. Es una pura cuestión de maduración personal.
El problema es que si se prolonga mucho en el tiempo puede interferir con la dentición. Chuparse el dedo puede hacer que se produzca una mordida abierta o anterior (en la que los incisivos superiores e inferiores no se tocan al morder y muerde solo con los molares), que no se desarrolle bien el maxilar superior y que los dientes se desplacen, los incisivos superiores hacia fuera y los inferiores hacia adentro.
Por supuesto no todas las maneras de chuparse el dedo son igual de peligrosas a efectos dentarios. Depende de la intensidad de la chupada y también de cómo empuje la lengua: cuanto más fuertes sean más atención deberemos prestarles.
¿Y qué hacemos para que deje de chuparse el dedo?
Lo normal será que antes de los 3 años acabe por dejarlo él sólo. Pero si no es así debemos tener en cuenta que se consigue más con premios que con castigos: castigarlo, ponerlo en evidencia o regañarle no hará sino reforzar la inseguridad que le llevó a no abandonar el hábito.
Ayudémosle a verbalizar la inseguridad o hagámosle saber que estamos ahí para ayudarles. Si sienten que estamos a su lado no necesitarán el consuelo de chupar el dedo.
Identifica los momentos en que suele chuparse el dedo. Normalmente suelen obedecer a algún tipo de patrón: hay niños que se chupan el dedo cuando tienen sueño o hambre.
Distráele con otras actividades. Una vez que sabes cuándo le pasa y porqué le pasa trata de no llegar a esos momentos. Si ves que se chupa el dedo cuando tiene sueño, obsérvale y llévale a la cama antes de que esté agotado.
Cuenta con su colaboración. Si son mayorcitos puedes contar con ellos y explicarles porqué no deben chupar el dedo. Los niños entienden mucho más de lo que a veces los adultos suponemos y podemos pedir su colaboración. En lugar de ponerles una venda en el dedo y que lo perciban como un castigo, hablemos con ellos para buscar soluciones juntos. Con tres o cuatro años los niños están muy dispuestos a hacer cosas que perciban como un juego ¡y más si al final tiene un premio! No hace falta que sea un premio material ¡a veces con un abrazo o un achuchón es más que suficiente!
¿Habéis tenido este problema en casa? ¿Cómo lo habéis solucionado?