La irrigación bucal consiste en la aplicación directa de un chorro pulsátil de agua u otra solución, que ayuda a la eliminación de las bacterias depositadas en la superficie de los dientes, el borde de las encías y los lugares de difícil acceso como las bolsas periodontales, ortodoncia, puentes, etc.

Una vez terminada toda la limpieza bucal, es recomendable usar el irrigador bucal. Es un aparato que es de fácil uso, que permite llegar donde el hilo dental o los cepillos interdentales no llegan, obteniendo una boca mucha más cuidada y una correcta higiene bucal.

La irrigación bucal consiste en un aparato (usualmente eléctrico) que proyecta un chorro fino de agua, que hay que dirigir al interior de los espacios entre los dientes y las encías.

El irrigador bucal es un aparato de fácil uso, que en combinación al cepillado diario proporciona:

• Máxima sensación de limpieza y frescor.
• Eliminación de la placa dental de zonas de difícil acceso.
• Mejora la salud de las encías.
• Facilita la limpieza de coronas, implantes y ortodoncia.
• Mejora el acceso a las bolsas periodontales.

Es importante destacar que los irrigadores, en cualquier caso, no son un sustituto del cepillado. Son un plus para obtener una limpieza bucal completa, ya que se puede llegar donde los otros aparatos de limpieza no lo logran, eliminado la placa bacteriana y el biofilm bucal que producen, mejorando la salud bucodental.

Esta limpieza no solamente es satisfactoria, sino que el aplicarla diariamente te ayudará a conservar tus dientes y encías  sanas, a evitar cirugía de las encías y a mejorar tanto tu salud como tu aspecto físico.

Diversos estudios clínicos aseguran que:

• En pruebas de laboratorio, elimina el 99,9% de la placa de las zonas tratadas
• Es dos veces más eficaz que el hilo dental en la reducción del sangrado gingival.
• Es un 93% más eficaz que el hilo dental en mejorar la salud gingival.
• 3 veces más eficaz que el hilo dental en la limpieza alrededor de los aparatos de ortodoncia con una boquilla especializada.