Postres sanos para cuidar de los dientes de los niños
Vivimos tiempos rápidos, llenos de prisas y en los que apenas encontramos un hueco para cuidarnos. Pero cuidar la alimentación, especialmente la de los niños, es necesario y obligado, ya que de ella depende su futuro. Una mala alimentación puede traer graves consecuencias para su desarrollo. Verduras, pescados, carnes y lácteos son especialmente importantes en la dieta de los pequeños. Pero si pensamos en postres, seguro que a todos se nos ocurre algo relacionado con el azúcar.
Es evidente que el mejor postre para los niños, y los adultos, es la fruta. Pero al igual que ocurre con las verduras, resultan demasiado tediosas cuando no variamos su composición o las ofrecemos siempre del mismo modo. Seguro que preferirán antes una tarta de chocolate, un flan de vainilla o un helado, y nos puede costar grandes disgustos intentar convencerles de que es mucho mejor una pera o una rodaja de melón, antes que cualquier golosina cargada de azúcares y calorías.
Como siempre decimos, lo mejor es predicar con el ejemplo. Pero ¿qué trucos podemos emplear para que los peques tomen un postre sano, naturalmente dulce y lleno de vitaminas? Yo lo tenía claro, ante la resistencia había que utilizar la imaginación.
Si tu niño no le hace demasiados “ascos” a la fruta, perfecto, puedes ponerle un cóctel de distintas frutas en un plato para que las vaya pinchando con el tenedor. Si mezclamos distintos sabores y colores, le va a dar un aspecto divertido y seguro que le encanta. Pero si todavía es muy pequeño o rechaza alguna, podemos hacerle un rico batido. Todas trituradas con la batidora las van a tomar ricamente, incluso le podemos añadir un poquito de leche o un zumo de cualquier otra fruta.
Otro truco para que las tomen sin rechistar es hacer las frutas a cuadraditos pequeños y añadir un yogur natural. No necesitamos incluir azúcar ya que la propia fruta contiene su importante dosis de azúcares, por lo que ese contraste va a quedar excelente. Es una opción mucho más saludable y sana que si compramos los yogures que incluyen frutas, ya que además llevan una importante cantidad de conservantes y otros elementos nada aconsejables.
Y siguiendo con las frutas y la imaginación, también podemos inventarnos brochetas de distintos tipos con las que sorprender en una comida especial o una celebración. En un palo de madera, de los de brochetas normales, vamos a ir intercalando distintos trozos de frutas. Si lo hacemos por colores, puede quedar genial. Empezamos, por ejemplo, con un trozo de manzana, seguimos con una fresa, a continuación un trozo kiwi, uno de melón, otro de sandía y rematamos con un grano de uva.
Otro truco es conseguir un cortapastas pequeño de distintas figuras: de corazón, de flor, de algún animal… Lo ponemos sobre el trozo de fruta y lo cortamos, así podemos decorarle el plato a su gusto y no nos va a poner ni una sola pega, es más, puede que, incluso quiera ayudarte para hacer su propia composición artística.
De todos modos no vamos a demonizar el resto de postres. De vez en cuando podemos ofrecerle un flan, unas natillas o un arroz con leche, eso sí, mucho mejor si lo preparamos en casa. De esta forma controlamos los ingredientes y ajustamos el azúcar para no abusar de él. Ya sabemos que uno de los grandes enemigos de la salud bucal de nuestros niños es este ingrediente que debemos mantener siempre a raya.
Afortunadamente vivimos en un país en el que podemos conseguir, en cualquier mercado, fruta muy rica y de temporada. Gracias a la gran variedad de la que disponemos no es extraño encontrar aquellas que más les gusten. Una buena elección, y siempre respetando sus gustos, puede ser la clave perfecta para conseguir que los postres de nuestros peques se conviertan, además de un plato especialmente rico, en una importante fuente de energía y salud.