Predicando con el ejemplo
¿Habéis visto a niños de distintas edades jugando juntos? Los más chiquitines se mueren por hacer lo mismo que los que son más mayores que ellos. Y es que todos aprendemos mucho mejor por imitación. La clave para enseñarles cosas a los niños no es decirles lo que tienen que hacer, sino hacerlo con ellos y que vean que también forma parte de nuestras rutinas. El ejemplo es mucho más contagioso que predicar, muchas veces en el desierto. ¡y sobre todo es mucho más satisfactorio!
Por eso cuando quieras enseñarle cualquier cosa, hazla tú primero.
¿Quieres que se cepille los dientes?
Ve al baño con tu peque, canta canciones para asegurarte que está el tiempo necesario para que la limpieza sea en profundidad, invéntate cuentos y hazlo divertido. Pero sobre todo hazlo. Enséñale qué es lo que tiene que hacer y las veces que ha de hacerlo. ¡Y tú tampoco te lo saltes por pereza! ¡Conviértelo en un hábito!
¿No quieres que coma muchas chuches?
No las tengas a mano ni para ellos ni para ti. Procúrales comidas saludables y come a la vez que ellos siempre que puedas. No pasa nada porque a los niños haya alguna comida en concreto que no les guste: todos tenemos nuestras preferencias y si no les gustan las judías verdes, pueden comer otras verduras que les gusten más. No queremos que le cojan asco a nada pero tampoco podemos sustituirlo por alimentos poco saludables.
¿Quieres que recojan sus juguetes?
Empieza por no dejarlo todo en cualquier parte tú mismo. ¡Seguro que esto es el caballo de batalla de muchos! (ejem…, como por ejemplo yo misma). El ser ordenado es algo que se aprende y no podemos exigir que nuestros hijos sean pulcros y ordenados cuando nosotros somos un caos.
¿Quieres que lean?
No hay nada más convincente para transmitir a los niños el amor por la lectura que ver a sus padres leyendo . Además de leerles sus propios cuentos (haciendo el payaso mejor, que es mucho más divertido) es importante que nos vean a nosotros disfrutando de un buen libro o leyendo el periódico. Leer no es una obligación ¡es un auténtico placer!
Como veis, todo tiene el mismo denominador común: La repetición y el ejemplo. Para enseñarles hábitos a los niños es tan fácil (o tan difícil según se mire) como remangarnos y meternos nosotros también en faena. ¡No hay fórmulas mágicas!