¿Qué es la placa dental?
Una buena rutina de higiene bucal es fundamental para mantener una boca sana durante toda la vida y, al mismo tiempo, cuidar la salud general.
De hecho, la mayoría de personas saben que una de las principales funciones de una buena rutina de higiene bucal es evitar la acumulación de placa dental (también llamada bacteriana) de nuestros dientes. Sin embargo, no saben qué es la placa dental, por qué se produce, sus consecuencias o cómo prevenirla. Veámoslo.
¿Qué es exactamente la placa dental?
La placa dental es una sustancia blanda y pegajosa de un color entre blanco y amarillo que se forma por la acumulación de bacterias, restos de comida y saliva, y que se va depositando en la superficie de los dientes y el surco de las encías.
¿Por qué se produce la placa dental?
La boca contiene un auténtico ecosistema de bacterias. De hecho, tenemos más de 1.000 especies de bacterias diferentes solo en la cavidad bucal. Como son organismos vivos, crecen y se desarrollan. Para conseguirlo, las bacterias se nutren de residuos provenientes de nuestra dieta y saliva. Es decir, la placa se forma de manera constante porque las bacterias están siempre presentes en la cavidad bucal y porque… no la eliminamos correctamente.
La conclusión es clara: si se realiza una correcta higiene bucal y se evitan alimentos y bebidas azucaradas, en la mayoría de ocasiones conseguiremos mantener el equilibrio. Sin embargo, cuando este equilibrio se rompe, puede haber consecuencias.
¿Qué consecuencias supone la placa dental para nuestra salud?
Las consecuencias de tener placa bacteriana son numerosas. Puede provocar trastornos tan comunes como el mal aliento o enfermedades tan graves como la periodontitis:
Mal aliento: la placa es el resultado de la descomposición de partículas de alimentos y el aumento de bacterias. Esta descomposición conlleva, irremediablemente, mal olor.
Caries: en la placa dental se concentran algunas bacterias que forman parte de manera natural de los microorganismos de la boca y, aunque no todos son dañinos, algunos pueden degradar los azúcares de los alimentos que consumimos y transformarlos en ácidos que atacan a nuestros dientes, destruyendo el esmalte dental y provocando la aparición de caries.
Sarro: en muchas ocasiones se utilizan indistintamente los términos placa y sarro. Sin embargo, es importante no confundirlos; si la placa dental no se retira y permanece un tiempo prolongado sobre nuestros dientes, puede llegar a mineralizarse, desencadenando la formación de sarro, también llamado cálculo dental. Una vez la placa se convierte en sarro, ya no puede eliminarse mediante el cepillado y requerirá una limpieza profesional.
Gingivitis: la acumulación de placa también puede causar otros problemas como la gingivitis. Se trata de una enfermedad inflamatoria de los tejidos que dan soporte a los dientes.
Periodontitis: cuando la gingivitis evoluciona, si no es tratada, puede provocar periodontitis que, además de la inflamación, conlleva la destrucción de los tejidos que dan soporte a los dientes (incluido el hueso), pudiendo provocar la pérdida del diente.
¿Qué debemos hacer para prevenir que la placa se acumule?
Adoptar buenos hábitos de higiene bucal es fundamental para prevenir y evitar la aparición y acumulación de placa dental en nuestros dientes:
3 veces al día: es muy importante cepillarse los dientes después de cada comida y, especialmente, por la noche, antes de acostarse. Es también esencial dedicar el tiempo necesario para alcanzar cada diente.
Cepillar, flossear y completar: el cepillo por sí solo no es suficiente para eliminar toda la placa dental. Por eso, además de un buen cepillo, debemos elegir también la pasta dentífrica, el interdental y el enjuague más apropiado a nuestras necesidades. O lo que es lo mismo, debemos intentar cumplir los 3 pasos imprescindibles PHB: cepillar (con un cepillo y un dentífrico adecuados), flossear (con el sistema interdental elegido) y completar (una vez más, con el enjuague más conveniente). Solo así podemos garantizar una limpieza impecable.
Además, en casa también podemos contar con el irrigador bucal, un complemento de limpieza bucal que emite un chorro de agua a presión, permitiendo una mayor limpieza interdental y de las encías.
Visita a tu dentista: lo más recomendable es visitarlo una vez al año para que revise que todo va bien y confirme que gozamos de una buena salud bucal. Además, es importante que nos realicemos una limpieza profesional que asegure la eliminación de la placa y el sarro. De hecho, si crees que una sola visita al año es insuficiente y que tu boca necesita más, puedes acudir más veces. El odontólogo e higienista son las personas más indicadas para ofrecerte consejos a tu medida.
¡Comparte este artículo en tus redes o envíaselo a aquella persona a la que pueda serle de utilidad!