Síntomas que evidencian carencias
¿Qué pequeño no ha probado alguna vez la arena en la playa? ¿Qué niño no ha probado el césped, la tierra… ha dado un trago al agua del mar? ¿Quién no ha pillado a su peque alguna vez chupando las piedras del parque? Salvo extrañas excepciones, todos hemos sentido esa necesidad de averiguar el sabor, la textura de lo novedoso; y lo que ahora como adultos nos parece asqueroso, en la infancia era un delicioso manjar.
Bien, no pasa nada por darle un bocadito a la arena. Hasta ahí todo normal, si ese instinto de investigador se da antes de los 18-24 meses, etapa en la que todo pequeño necesita probar todo lo desconocido. Sin embargo, algo que viene dado en nuestra propia naturaleza comienza a ser preocupante si es una constante en las rutinas del pequeño y tiene una continuidad más allá de los dos años. ¿Por qué?
¿Sabías que el comer arena, lamer paredes, chupar piedras, puede ser un síntoma de falta de hierro, calcio e incluso de desnutrición infantil? ¿Sabías que podría tratarse de una enfermedad reconocida bajo el nombre de ‘pica’?
¿Qué es la Pica? Esta desconocida enfermedad, (he de reconocer que yo no sabía ni su nombre), no es ni más ni menos que un trastorno alimentario; la necesidad de comer lo que a priori son materiales no comestibles: barro, tierra, papel, la cal de las paredes, heces de animales…Por cierto, la pica no es exclusiva del género humano, por ejemplo, los perros pueden padecerla, igual tu fiel amigo te ha agujereado las paredes y no ha sido una travesura sino falta de calcio.
Ojo, si mañana pillas a tu hijo comiendo arena en la playa o lamiendo piedras no quiere decir que la padezca, solo debes alertarte si durante un largo periodo de tiempo (aproximadamente un mes) observas que siente esa necesidad de consumir intencionalmente materiales no comestibles.
Si en la vida de tu peque, normalmente se da entre los 1 y los 6 años, este trastorno alimenticio es una constante, es importante consultarlo con el médico y, así comprobar si tiene falta de hierro o de calcio , entre otras opciones. Además, el médico no solo tendrá que averiguar el porqué de ese trastorno alimentario sino que debe realizar pruebas por posibles infecciones.
Por cierto, parece ser que las embarazadas pueden sentir antojos tan extraños como comer madera, tiza, papel… Estos más que curiosos antojos suelen aparecer en el primer y segundo trimestre revelando la falta de calcio, anemia ferropénica o valores bajos de zinc. Esto puede llegar a ser peligroso, ya que puede impedir la absorción necesaria de minerales y nutrientes para el correcto desarrollo del bebé. Así que ya sabes si estás embarazada: ¡ataca al chocolate, no a las paredes!