Tus dientes, vistos de cerca
Los dientes son fundamentales para nuestra salud, pero a menudo no los conocemos a fondo. Saber cuáles son las diferentes partes que lo forman, nos ayuda a entender mejor por qué se producen los problemas dentales y cómo podemos prevenirlos.
Lo primero que debemos saber es que de manera general un diente se puede dividir en tres partes. En primer lugar nos encontramos la corona, es la parte visible, que se sitúa en el exterior y está recubierta de esmalte. Por el contrario, la raíz es la porción que se encuentra en el interior de la mandíbula. También tenemos el cuello del diente, rodeado de la encía, que es la zona que marca la división entre la corona y la raíz.
Los dientes están compuestos de capas de diferentes materiales, desde el esmalte (parte exterior) hasta la pulpa (parte interior).
El esmalte es tejido con mayor contenido en minerales de todo el organismo, ya que está compuesto en su mayoría por cristales de calcio. Es el tejido más duro del cuerpo humano y protege el interior del diente de las agresiones exteriores. Su color natural es un blanco amarillento según cada persona.
En la siguiente capa encontramos la dentina, formada por millones de túbulos dentinarios. Ocupa tanto la zona de la corona como la de la raíz y está situada debajo del esmalte y cemento. Cuando hay un desgaste del esmalte y/o la encía ya no cubre la raíz del diente (recesión gingival), la dentina queda expuesta al exterior y los túbulos dentinarios que la atraviesan, son capaces de transmitir estímulos habituales que se producen la boca (frío, calor, etc.) pudiendo producirse sensibilidad dental.
El cemento es un tejido que recubre las raíces de los dientes y ayuda a sostenerlos. Su composición es muy similar a la del hueso.
Por último, en el interior del diente nos encontramos con la pulpa dental. En ella encontramos los vasos sanguíneos que alimentan al diente y los nervios que lo hacen sensible al dolor.