Diferencias entre la placa dental y el sarro
Aunque tienen cosas en común, no son lo mismo. Y aunque es habitual que la gente los confunda, su aspecto es bastante distinto. Hablamos de la placa dental y el sarro. Cuando acuden a la clínica dental, muchos pacientes no saben decir cuál de los dos residuos es el que está presente en su boca. Suele ser el dentista quien, después de hacer una revisión, aclara al paciente qué es y le explica cuál es el tratamiento.
En este post te aclaramos la diferencia entre ambos y cómo combatirlos.
¿Qué es la placa bacteriana?
La placa bacteriana es una película incoloro que se deposita de forma constante sobre la superficie de los dientes. Está formada por bacterias y sustancias que producen las propias bacterias, Además, la placa bacteriana puede retener restos de comida, de saliva, virus, etc. . La acumulación de placa bacteriana puede favorecer la destrucción del esmalte de los dientes (caries) o la inflamación de las encías (gingivitis). Su creación es constante y solo una limpieza concienzuda puede librarnos de ella.
En el momento en el que comemos o mientras dormimos, disminuye la salivación (protectora) y la placa bacteriana crece con mayor facilidad, de ahí la importancia de cepillar los dientes y pasar el hilo dental después de cada comida para evitar su formación en la medida posible. Solo con un correcto cepillado se puede garantizar que no se acumule una gran cantidad de placa bacteriana, ya que comienza a formarse entre las cuatro y doce horas posteriores a cada cepillado.
¿Qué es el sarro?
Cuando la placa dental no se elimina del todo a través del cepillado, se va endureciendo y puede acabar dando lugar al llamado sarro o cálculo. Podríamos decir que el sarro es la acumulación y endurecimiento de la placa bacteriana que se ha depositado sobre los dientes a lo largo de un largo periodo tiempo. Cuando se ha originado el sarro, es imposible eliminarlo con un cepillado y tendremos que acudir a la clínica dental para que lo retire mediante una higiene bucal profesional.
El problema del sarro reside en que, mientras la placa ha ido acumulándose hasta formarlo, se han ido depositando gran cantidad de bacterias en la boca. Por eso, además de ser un problema estético que se aprecia a simple vista, también supone un importante riesgo para la salud bucodental, ya que favorece que la placa bacteriana crezca sobre su superficie. Puede afectar de manera muy negativa a dientes y encías: la acumulación de bacterias causa daño al esmalte dental, favorece el desarrollo de caries y la aparición de enfermedades de las encías.
Si quieres evitar la aparición de placa bacteriana y de cálculos, tu única opción es ser muy responsable con tu higiene bucal. Debes actuar antes de que la placa se convierta en sarro, por lo que no debes permitir que pasen horas desde que comes hasta que cepillas tus dientes. Además de realizar esta acción concienzudamente, llegando a cada parte de la boca, debes dedicarle un mínimo de dos minutos. Es necesario añadir en la rutina de higiene bucal, el uso de enjuagues bucales y el uso del hilo dental para conseguir llegar a todas las zonas interdentales donde también se acumula placa (con el cepillo, no es suficiente).
Solo con el uso de todos los elementos podrás alcanzar una limpieza del 100%. Además, debes acudir al menos una vez al año al dentista para que compruebe el estado de tu boca y te realice una limpieza profesional.