El Ratoncito Pérez y sus regalos
“Se me mueve el diente, mamá”. Ese suele ser el primer síntoma de alarma o sorpresa que nos encontramos en nuestro niño cuando descubre que sus piezas dentales parecen estar ejecutando un baile nuevo. Más allá de la sensación de extrañeza que impone este nuevo paso hacia la “madurez”, enseguida nos encontramos con la alegría de saber que pronto le visitará el Ratoncito Pérez dejándole una sorpresa que le llena de expectación.
A partir de ese momento se contarán los días, las horas y los minutos hasta que esa pieza, por fin, ceda de la frágil encía. Y es que para los niños estos primeros cambios en su anatomía son tan especiales que no podemos dejar de celebrarlos como auténticos acontecimientos.
Pero ¿cuál es el paso siguiente a tener ese diente entre las manos? En mi caso fabriqué un divertido saquito en el que colocábamos la pieza dental hasta que, de allí, lo rescataba el Ratoncito Pérez. Es muy sencillo de realizar y apenas necesitas unos trocitos de tela. Yo elegí el fieltro porque es una tela más consistente y nos puede dar más volumen a nuestro trabajo. El diseño o gusto personal es de cada una, también el tiempo, la imaginación o la paciencia que emplees. Pero con un poquito de maña y tu propia motivación te pueden salir ideas estupendas con las que esperar la mágica recompensa.
Dentro del saquito-ratón colocábamos el diente y lo guardábamos debajo de la almohada. Como por arte de magia, al día siguiente la pieza dental ya no estaba pero, en cambio, había aparecido una moneda. “¡¡Qué suerte, ya tenemos una más para guardar en la hucha, por lo visto mi diente sí que es muy valioso, mamá!!” Y así nos quedábamos esperando al próximo que, generalmente, no suele tardar demasiado.
Pero además de los saquitos, que podemos hacer artesanalmente en casa, podemos comprarlos en cualquier comercio infantil junto con unas cajitas que también resultan de lo más coquetas y simpáticas. Y es que el mundo del diseño para el Ratoncito Pérez ha abierto fronteras y ahora resulta ser tan mágico como inabarcable.
Pero ¿cuáles son los regalos que encuentra el niño una vez el Ratoncito se ha llevado su diente? La tradición sigue hablando de una moneda, y yo, como soy muy seguidora de las tradiciones, la he mantenido a pies juntillas. Aunque los peques todavía no entienden el valor del dinero, sí que ven que ha habido una respuesta “mágica” en esa pérdida y que ese dinero, poco a poco, nos servirá para comprar aquello que más nos gusta, apetece o necesitamos.
Pero para aquellos que no quieren seguir con esta tradición y prefieren hacer un regalo inmediato, también existe la posibilidad de que el Ratoncito cargue con un regalo un poco más voluminoso. Un libro, unos lápices de colores, un pequeño peluche o unos calcetines. También están los más creativos que prefieren dejar un poema, una carta o unas palabras de magia e ilusión.
Otra de las variantes es que nuestro Ratoncito deje, a cambio del diente, algunos dulces o chucherías, algo que resulta, según mi opinión, especialmente contraproducente. Si estamos intentando que nuestro niño lleve una salud dental equilibrada y sin excesos, no es una buena influencia que nuestro mejor consejero, el Ratoncito Pérez, les incite a consumir golosinas en exceso. Aunque también se le puede dar la vuelta y hacer de ese día un momento especial para poder llevarse un bocado exquisito, pero no habitual, a su paladar infantil.
Saquito casero, moneda, cajita de fantasía, juguete, chuches… ¿cuál es tu favorito?