La caída de los dientes de leche: el Ratoncito Pérez, el Hada de los Dientes y otras tradiciones infantiles
En todos los lugares del mundo existe una tradición para cuando nuestros niños pierden alguno de sus dientes de leche. La mayoría están relacionadas con mágicos personajes que acuden al borde de su cama para hacer el intercambio y se llevan su diente a cambio de una moneda o un regalo.
En España, y en otros países de habla hispana, el personaje principal es el Ratoncito Pérez. Este personaje se creó bajo la pluma de Luis Coloma cuando se le requirió para que escribiera un cuento al, entonces todavía niño, rey Alfonso XIII. Aquella leyenda que parecía salir de los arcanos de nuestra memoria tomó forma, y no solo eso, ya que al rey le gustó tanto que el Ayuntamiento de Madrid le puso una placa con su nombre en la vivienda real donde el autor estableció su domicilio. Y allí sigue para que todos los niños puedan visitar su museo. No en vano son muchos los que le envían cartas, incluso sus propios dientes, animados por la ilusión de esta hermosa leyenda.
Pero en nuestro país, además de nuestro tradicional Ratoncito Pérez, según la zona a la que pertenezcamos, también se siguen manteniendo ciertas tradiciones infantiles que van relacionadas con la pérdida de los dientes de leche en los niños. En el País Vasco, especialmente en Vizcaya, esta tarea la comparte con Mariituxu Teilatukoa (Mari de los tejados). En Cataluña el encargado es el Angelet (el angelito) y en Cantabria L’Esquilu de los dientes (la ardilla de los dientes).
El Ratoncito también está presente en otros países de Europa. En Francia, por ejemplo, es el Petite Souris y en Italia se le conoce como Topolino o Topino. Se cree que esta relación que pueda mantener un ratón con los dientes de los niños proviene de un cuento francés del siglo XVIII escrito por la baronesa D’Aulnoy, “La Bonne Petit Souris”, en el que habla de un hada que se convierte en ratón para derrotar a un malvado rey. Cuando se esconde debajo de su almohada se le caen todos los dientes. También de aquí vendría la relación entre el ratoncito, tal y como lo conocemos en algunos países, y el hada que es la portadora de este trabajo en los países anglosajones.
Estados Unidos, Australia, Reino Unido o Alemania son los que siguen venerando al Hada de los Dientes aunque el proceso siempre es el mismo: el niño guarda su diente debajo de la almohada y al día siguiente se encuentra con una sorpresa. En otros países, como Canadá, que tiene influencia anglosajona y europea, coexisten ambos personajes, dependiendo del cariño o el apego que cada familia tenga con ellos.
Pero los dientes de leche caídos de los niños dan mucho más de sí. Así nos encontramos que en Bulgaria, por ejemplo, son las abuelas las que se deben ocupar de esta tarea. En Noruega, en cambio, los niños deben dejarlo en un vaso y cuando llega el día el diente ha desaparecido y en su lugar hay una moneda.
En otras culturas los rituales se tornan más serios, o divertidos, según se mire. En países asiáticos como India, Japón, Corea o Vietnam, es costumbre lanzar el diente hacia el techo, si ha caído de la mandíbula inferior o al suelo si viene de la mandíbula superior, mientras el niño pide que le salgan dientes como un ratón. Esto significa desear que no le dejen de crecer durante toda la vida como a los roedores. En Oriente Medio la tradición es lanzar el diente hacia arriba, en dirección al Sol o hacia Allah.