Una completa higiene bucal
La cavidad bucal es la zona del cuerpo humano donde más bacterias se encuentran, tanto las que conjuntan la microbiota oral como las que se pueden adquirir del medio externo. Piensa por un momento todos los movimientos y cambios que se producen en nuestra boca a diario: comemos, bebemos, hablamos, respiramos, besamos… Todos estos actos conllevan una salida y entrada constante de microorganismos y debemos tenerlo presente.
¿Sabías que vulgarmente se suele decir que la boca es la parte más sucia de todo nuestro cuerpo? Esto no es solo un mito, se ha demostrado que es real debido a la cantidad de pequeños seres unicelulares que pueden llegar a vivir en ella.
Por eso es importante mantener una higiene diaria adecuada, al igual que la tenemos con el resto del cuerpo, además debemos saber que la higiene oral no solo es importante para asegurar y alargar la vida natural de los dientes o de los tejidos blandos que los recubren como las encías sino que una buena higiene diaria puede evitar padecer múltiples enfermedades tanto locales (de la boca) como sistémicas (del resto del cuerpo).
¿Y cuál es el cuidado adecuado que debemos tener? Lo primero y más importante que debes saber es que los restos de comida se quedan acumulados entre los dientes. Si no se eliminan, se degradan y sirven de alimento para microorganismos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud bucal. Esto puede provocar que las bacterias crezcan y se multipliquen, acumulándose tanto en diente como en encías, y que los ácidos y residuos que pueden producir estas bacterias puedan provocar la aparición de caries o problemas en las encías en forma de inflamación y sangrado.
Por tanto el cepillado es parte imprescindible en nuestra higiene diaria ya que con ello conseguimos remover y desprender de los dientes todos los restos de alimentos, y reducimos la placa bacteriana.
Si realizas el cepillado de forma manual recuerda que lo importante no es ejercer presión o fuerza en el cepillo, con esto solo consigues dañar la superficie del diente, la clave de un buen cepillado manual es el tiempo cepillado (el necesario para poder pasar por todos los dientes), la técnica de cepillado (debemos cepillarnos siempre a favor de la encía para no provocar recesiones gingivales ni desgastes cervicales, por tanto en la arcada superior nos cepillaremos en vertical de arriba hacia abajo y en la arcada inferior en viceversa) y el tipo de cepillo (un cepillo de medio a suave, ya que al cepillarnos a favor de la encía si usamos un cepillo demasiado duro nos podríamos hacer daño, además podríamos provocarnos erosiones en la superficie dental e ir perdiendo esmalte poco a poco).
Pero si usas un cepillo eléctrico debes tener en cuenta que el cepillo ya realiza el movimiento de cepillado, por tanto la técnica cambia y lo único que debes hacer es dejar actuar el cepillo de 2 a 4 segundos en cada cara del diente e ir pasándolo por todos los dientes. Recuerda que debemos cepillarnos al menos 3 veces al día siendo la higiene nocturna la más importante ya que la boca se encontrará en reposo durante la noche y no contaremos con el efecto protector de la saliva, y las bacterias podrían atacar.
Además del cepillo solemos usar pasta o gel dental seguramente porque nos gusta la sensación de limpieza que nos suelen dejar después de la higiene, pero lo importante de las pastas es su contenido ya que su función principal es aportarle a los dientes sobre todo flúor puesto que éste los fortalece y los protege del ataque de los ácidos bacterianos. Aun así las pastas pueden contener muchos más elementos que ayuden a problemas específicos de encías por ejemplo, por eso encontramos tanta variedad de productos en este campo.
¿Y qué pasa con los espacios entre los dientes? Pues que en los espacios interdentales o interproximales el cepillo (manual/eléctrico) no llega ya que los filamentos no son lo suficientemente pequeños como para acceder ahí y también porque los dientes están muy juntos por eso nos tenemos que ayudar de la seda dental o de cepillos interdentales para eliminar los restos de comida de esos pequeños espacios.
Y para terminar nuestra higiene recuerda limpiar también la lengua (ya sea con un raspador lingual o el propio cepillo) ya que ésta es la causante principal del mal aliento. Posteriormente puedes usar algún enjuague bucal para que quede una sensación agradable después de la higiene, así como para acabar con las bacterias que puedan quedar en la boca.
Así que recuerda que al igual que para bañarte usas esponja y jabón, para una correcta higiene diaria no olvides el cepillo, la pasta, la seda o hilo, los 3 cepillados mínimos al día. ¡Y las 2 limpiezas clínicas profesionales al año!